Exposición “Un saber
realmente útil”:
Hola!
En la entrada de hoy,
ahondaremos en dos de los artículos recientemente publicados en el
periódico de tirada nacional “El País”.
El primero de ellos nos acerca a la muestra “Un
saber realmente útil” que se expone en el Museo Reina Sofía de Madrid desde
el 29 de Octubre hasta el 9 de febrero de 2015, mientras que el segundo nos
explica la renuncia del compositor
Comenzamos con el primer
artículo titulado “No cualquier saber”, donde el ex Ministro de Cultura Ángel
Gabilondo escribe sobre lo que la muestra “Un saber realmente útil” pretende
crear al público. En primer lugar, destaca la necesidad de proseguir en la
búsqueda colectiva de lo que no sabemos, utilizando para ello la pedagogía
crítica y la educación materialista. Coincido parcialmente con esta
apreciación, ya que si bien es cierto que no podemos estancarnos en una
concepción de sabiduría total y absoluta, en ocasiones nos encontramos con
dificultades para “mirarnos el ombligo”, situación que obstruye totalmente el
objetivo planteado. Confío en la pedagogía crítica de la que se habla en el
artículo, en saber reconocer los errores tanto propios como ajenos que se
cometan en nuestro ámbito educativo y tratar de soliviantarlos para hacer
nuestra transmisión de conocimiento lo más óptima posible. Debemos partir de la
base de que somos ignorantes, que nos queda mucho por aprender y que cada día
es una prueba más evidente de que nada es estable, sino que todo avanza, se
transforma, en ocasiones se distorsiona, pero debemos de adaptarnos a todas
estas situaciones y ser partícipes de este cambio de mentalidad.
Otro
de los objetivos de la muestra es diferenciar entre lo que es realmente útil, descartando aquello que
no resulta práctico. He aquí cuando entra de nuevo el trabajo colaborativo
entre el personal encargado de la exposición y los visitantes, con el fin de
establecer una mirada crítica hacia lo que se expone, buscando que el
pensamiento crítico sea un pensamiento libre. El arte permite iniciar debates
entre personas sobre las obras, las herramientas utilizadas, su estructura,
imágenes, etc. Mi opinión acerca de esto se podría resumir con una palabra que
aparece al final del texto: democratización.
Democratización no solo en el aula, sino en todo el organigrama educativo.
Democratización en la toma de decisiones en las asambleas de los colegios,
donde las Asociaciones de Padres y Madres carecen de peso suficiente como para
influir en los resultados; o en la igualdad en el aula (existen casos, aunque
excepcionales, de predilección por determinado sexo por parte del profesor);
horizontalidad entre profesor y alumnos en la búsqueda de nuevos aprendizajes,
entre otros. Todo ello se reflejará de manera positiva en el trabajo y conseguirá
conseguir mayores beneficios y un mejor desarrollo de las labores educativas
por parte del docente.
Como dije anteriormente,
en este segundo texto hablaremos sobre la renuncia del compositor catalán Jordi
Savall al Premio Nacional de Música. En este artículo titulado “Música &
humanismo”, Savall destaca la poca predisposición histórica por parte de las
instituciones del Estado para interesarse en la música, la cual ha sido un arte
inexpugnable hasta los años 50 del Siglo XX. Esta perdida puede estar
relacionada con el desinterés que existe desde hace tiempo por hacer festivales
o conciertos donde la gente pueda sentir esa energía positiva que transmite la
música.
Coincido totalmente con Savall en su afirmación de que sin educación no hay arte, ya que existe una reciprocidad de dependencia en dichos términos, como "sin memoria no hay justicia". Además, admiro su valentía y decisión de luchar por una causa tan justa y honrada como el reconocimiento de un arte que todos compartimos o disfrutamos de manera individual, un arte que es capaz de evadirnos de problemas, de hacernos entrar en un extásis continuo e incluso de hacernos llorar. Admiro a ese músico que no entiende de fronteras por el mero hecho de ser catalán de nacimiento, ese músico que únicamente lucha y defiende lo que considera su vida.
El dinero no compra la felicidad, ni los premios tampoco.
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