sábado, 1 de noviembre de 2014

La exploración de objetos

En esta entrada abordaremos la actividad llevada a cabo en todo el Campus Viriato con el fin de encontrar objetos que nos sugieran algo que haya sido importante a lo largo de nuestra vida. Junto a cada uno de los objetos debemos colocar una frase que nos permita asemejarlo a una vivencia, emoción o situación vivida en nuestra vida. El objetivo final de dicho trabajo es juntar varios de ellos para hacer una figura, la cual debemos colocar en alguno de los pasillos de los que consta el edificio de Magisterio.
 
A continuación incorporaré los objetos encontrados para dicha performance:
 
1. Tetrabrik de zumo:

Imposible no recordar los recreos del colegio, cuando lo bebía mientras jugaba frenéticos partidos de fútbol con mis compañeros. Cuando no había balón, solíamos utilizarlo como sustituto para no aburrirnos.










2. Bola de papel:

Quizá recuerde mi infancia más gamberra en la que me dedicaba a "jugar" con los compañeros en clase, mientras el profesor/a explicaba la lección, a ver quien la metía más veces en la papelera.






3. Pajita:
 
Muy ligada al tetrabrik de zumo y con una anécdota que contar sobre ella. Todos los recreos, cuando me disponía a abrir el zumo para bebérmelo, buscaba la pajita pero nunca estaba. Siempre se me caía al sacarlo de la mochila. Después de tantas veces, opté por llevar una de repuesto, para "por si acaso".





4. Cigarro:

Mi objeto preferido, y no precisamente por mi consumo, sino por todo lo contrario. Vengo de una familia en la cual existe una tradición bastante ligada al tabaco. Yo en cambio, como persona deportista, jamás he tenido la tentación del "a ver a que sabe" o "voy a fumar para hacerme el chulo". Me enorgullece el saber que no existe ni existirá jamás una partícula de humo en mi cuerpo procedente del tabaco.



5. Lata de Coca-Cola:


Compañera de todo tipo de tardes: tardes con amigos, estudiando, pasando el día por el campo, etc. Estoy convencido de que estas vivencias las comparto con la mayoría de la gente, pero con una peculiaridad. Hace escasamente un mes descubrí, a partir de un ataque de ansiedad, que la Coca- Cola me altera, por lo que tendré que dejar de consumirla. Cuesta entender cómo algo que te ha acompañado a lo largo de tu infancia y tu madurez tiene una repercusión negativa tan tardía.



6.  Flores:

 Mi etapa escolar comprendida entre Educación Primaria y Bachillerato transcurrió en un colegio a las afueras de Zamora, rodeado  de un verde esplendoroso, en el cual habitaban diferentes variedades de flores, desde rosas a claveles, pasando por las abundantes margaritas. Todas ellas nos servían para aprender su nombre y, en ocasiones, para trabajar con ellas como aditivo en murales o decoración de la clase.




7. Pluma:

 Dada la situación y las características del colegio, citadas anteriormente, éste era un nido de gran variedad de aves, las cuales eran "unas más" en nuestro día a día. En los primeros años de Primaria, los profesores nos hacían competir en el recreo, a ver quien encontraba más plumas. El ganador se llevaba un premio en forma de bolsa de gominolas y de patatas fritas, por lo que la competencia entre nosotros, en ocasiones, iba más allá de las manos, por lo que llegó un momento en el que se decidió suprimir la actividad.




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Todo aquello que vivimos durante nuestra tierna infancia suele marcar nuestro devenir futuro. Un devenir que resulta diferente en cada una de las personas, pero en el que se comparten vivencias conjuntas que enriquecen nuestra personalidad y nuestra interacción con los demás.¿Cómo explicar que una simple pluma puede ser la causa de mi autodisciplina y de mis ganas de ganar siempre, a todo, donde sea y en las condiciones que sean? ¿Cómo puedo cambiar uno de los hábitos más extendidos en mi familia por algo tan extremadamente opuesto? Todo esto no demuestra más que, por mucho que nos empeñemos en ser como los demás, en buscar estereotipos en los que fijarnos, etc., al final la vida subyace en lo que SOMOS, en lo que HACEMOS y en lo que SENTIMOS.

Sobre estas tres premisas quiero basar mi reflexión como futuro docente. Abogo por la Educación "de colegas", sin que esto se me malinterprete, por lo que matizaré a continuación: Una Educación exigente, transmitiendo valores, pero de una manera más cercana, donde la interacción entre profesor y alumno no se vea coaccionada a la falta de respeto que se pueda producir. Los profesores (hablando en futuro, espero cercano) debemos valorar todo aquello que vivimos en el pasado para entender lo que nos encontraremos en nuestras aulas. Que tire la primera piedra aquel que no ha sido mandado al pasillo por hablar o ha tenido que quedarse sin recreo copiando cien veces la misma frase.

La Educación está sumida en una constante evolución en la cual nos tocará ser partícipes. Podemos seguir haciendo las cosas como se han hecho hasta ahora, dando dos caras totalmente opuestas en clase y en la calle, renegando de nuestro punto canalla y utilizando el poder vertical como demostración de superioridad, la cual debe existir en parte pero sin imposición alguna; o por su parte buscar metodologías que nos permitan conectar con el alumno de una manera más agradable y que ello le permita involucrarse más en el aprendizaje y en favorecer la aparición de una horizontalidad que resultaría muy positiva para la dinámica escolar.





 
 

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