sábado, 1 de noviembre de 2014

Capítulo 1: Lo que nosotros enseñamos no es lo que los alumnos aprenden.

Hola!
 
Esta entrada la vamos a dedicar a desgranar el Capítulo 1 del libro de María Acaso "rEDUvolution: Hacer la REVOLUCIÓN en la EDUCACIÓN". Para ello, he extraído dos fragmentos que me han llamado la atención del capitulo y acerca de los cuales me gustaría reflexionar.

 
 
El primero de ellos dice así:
"Los estudiantes aprenden otras cosas, no lo que les enseñamos".
Me resulta preocupante leer esto, pero quizá la culpa no sólo venga de lo que enseñan los profesores. Recientemente acudí al estadio Ruta de la Plata a presenciar el duelo que medía al equipo de mis amores, el Zamora C.F. con los Unionistas de Salamanca. Un centenar de personas, entre los que se encontraban varios niños, alentaban a los salmantinos con canticos tales como: "Hidalgo (antiguo propietario de la desaparecida UDS), muérete" o "Hidalgo, quédate sin respiración, hijo de puta", además de reiterados insultos al linier. Deduzco que parte de estos voceras de medio pelo eran los padres de los chavales, los cuales terminaron repitiendo lo que sus secuaces oraban. ¿Puede que gran parte de la culpa de lo que aprenden los estudiantes provenga de su entorno más cercano? Mi opinión es SÍ.
Suelo sonreír irónicamente cuando oigo a padres, no precisamente modelos, cargar contra el profesor por defender a sus hijos, en ocasiones ejerciendo la violencia contra el docente. ¿Qué puede aprender el niño de un padre que pega a su educador para su propio beneficio? ¿Qué respeto tendrá sobre los profesores si cada vez que infrinja las normas de convivencia del centro tendrá a su papá haciendo justicia a cañonazos?
Reconozco al profesor incapaz de dar las clases de un modo atractivo para el alumno, incluso al profesor impositor y prepotente que no atiende a una nueva metodología por miedo a ser derrocado de su puesto, pero también advierto de padres superprotectores, anclados en la idea de "mi hijo es un santo" y con poca capacidad de auto reconocimiento del error. Padres que consiguen poner, aun más difícil, el trabajo del docente, que en ocasiones tiene la misión de educar a los maleducados desde casa.
 
La segunda frase que me ha llamado la atención, dice así: "La ignorancia debe ser una meta que conseguir". En todos los ámbitos de la vida encontramos gente que presume de haber inventado algo. Estos prepotentes, casi siempre verbales pero de poco demostrar, alardean de unos conocimientos superiores al resto, llegando incluso a manifestarse como inalcanzables para el resto de mortales. Es común encontrarnos en el clima educacional con maestros que no atienden ni a razones ni a innovaciones.
Me gustaría reforzar mi hipótesis utilizando como ejemplo al profesor de Matemáticas durante mi etapa de bachiller. Este buen hombre, cercano a los 70 años de edad y licenciado en Física y Matemáticas por la Universidad de Zaragoza, utilizaba las mismas artimañas desde sus inicios como docente, allá con 23. Además de repudiar las nuevas tecnologías, utilizaba un método tan antiguo como la carga de ejercicios (llegando a hacer 3000 en cada curso, solo en clase) para aprender. ¿Qué ocurrió? Tras superar con éxito su asignatura (un 7 con él era como un 10)  me presenté valiente yo a una PAU que fue redonda salvo en su asignatura. Cuando observé el examen, me ví como un ignorante que no sabia resolver ni un solo de los ejercicios propuestos. Algo que se vio reflejado en las nota final, donde obtuve un triste 1 que hizo peligrar estar donde estoy actualmente. Con visible enfado, me acerqué a visitarle una mañana al instituto a presentarle la nota, a lo que me contestó: "Esto es problema tuyo".
La conclusión es clara. Además de educar hacia la ignorancia, no se reconocen los errores. Esta es una de las situaciones que empañan un mundo tan bonito como la Educación.
 
 


 

 
 

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