Hola chicos!
En esta entrada vamos a hablar sobre el capítulo 5 del libro de María Acaso, el cual lleva como título: "De una Educación basada en la evaluación a una educación basada en el aprendizaje. INVESluar".
El tema central del capítulo es la evaluación, vista desde el punto de vista general y por el de la autora. La evaluación resulta un medio de calificación de los alumnos... ¿pero de qué manera? Tradicionalmente se ha considerado el nivel de aprendizaje de las personas a partir de las notas que se obtienen al final de cada trimestre o cuatrimestre sin tener el cuenta el progreso entre medias.
Y es dicho proceso con el que queremos trabajar en nuestra alternativa. Comenzar a valorar el trabajo y el aprendizaje diario, las aportaciones de los chavales a la dinámica de la clase, el interés y el esfuerzo como criterios de evaluación. Así conseguiremos una mayor implicación en las actividades del aula y facilitaremos el estudio en casa, ya que todo lo que aprendan en clase tan solo deberán refrescarlo en casa para que no se olvide. En definitiva, y como siempre decimos, un aprendizaje basado en la investigación y el aprendizaje continuo y constructivo, alejado de una nota numérica que marque e incluso cree prejuicios sobre los alumnos.
Me gustaría abordar mi reflexión sobre el capítulo mediante un ejemplo real en mi etapa de 1º de E.S.O. y que luego he visto reflejado en cursos posteriores e incluso la Universidad. Por desgracia me he topado con muchos profesores a lo largo de mi vida que utilizan las pedagogías ancestrales del "esto es así, y así lo vas a aprender", pero alguno se ha salvado de la quema. Por suerte existen profesores que valoran la participación diaria del alumno en clase, y esto los diferencia de los anteriores a la hora de EVALUAR. Mientras los primeros se limitan (no sin poner faltas de asistencia, todo hay que decirlo) a reflejar en los Boletines de Calificaciones la nota redondeada del examen, los más cercanos a nuestra pedagogía propuesta valoran el trabajo diario mediante investigaciones en el aula, mini prácticas, exploraciones en el Campus... para buscar una manera de aprender nueva a la vez que se puede valorar como profesor la implicación del alumno. Conozco también casos intermedios en los que el mayor peso de la evaluación lo lleva el examen pero se tienen en cuenta en porcentajes ínfimos el trabajo y la participación en clase.
Lo cierto, en mi opinión, es que debe haber un examen de conocimientos para poder reafirmar que lo que se ha aprendido no es fruto de la casualidad o del estudio intenso, sino que es la culminación de los saberes integrados; pero es cierto que el examen no tiene que tener más peso a la hora de evaluar que el resto de actividades hechas a diario, sino que debe ser una actividad más a tener en cuenta.
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